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el ladron de rosas

carencias

Tiembla simplemente al recordar ese primer segundo de contacto, en esa irrepetible sensación que produce el primer roce de la piel, el primer acercamiento de la dermis facial al aproximar los labios a la mejilla para besarla, sus piernas flaquean al igual que sus dedos fallecen al no encontrar palabras que puedan describir esta sensación.

Conservar en su pecho el aroma del instante dejaría sin espacio al gris color, nubes que amenazan la ira del tiempo y capricho animal finaliza el valor que cobra el momento.

Comprender muy a su pesar que la posición natural es acompañada, responder a su conocimiento con fatiga, dormir solo duele.

Encadenado golpear con sonido metálico resonaba en su tímpano, humedad en el escuchar del silencio perturbado, el excitar de la retina contra el reflejo de la luz solar, negación de la natura, contradicción que trasciende en tonos de color en el cielo.

Despabilar el espíritu cansado, vigorizar de viejos comportamientos ante el silencio evocado, como crear con un halito fatigado, el lo sabe aviva el fuego de la mente, llora.

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