El ordre de les coses
No volia tolerar lexistència dombres en el transcurs daquella entrevista, era necessari que tot resultes clar, arribar a un punt comprensiblement lògic; ell no entenia massa be aquestes coses i en podia dependre lèxit.
Ho tenia tot preparat, tots els papers necessaris, la documentació i les factures que lhi van mencionar, tot plegat no tenia massa complicació, era una simple qüestió dordre.
El dia va començar ignorant del que passaria, shavia llevat aviat últimament no dormia massa be, ja ho tenia tot preparat del dia anterior així que tranquillament es disposava a esmorzar, alguna cosa lleugera no tenia massa gana es preguntava si podien ser els nervis de tornar-la a veure.
El seu excés de puntualitat tornava a fer presencia, sempre arribava massa aviat, es trobava sol en el lloc concertat, encara sort que el dia era exultant. Des on era, veia una filera darbres que sarrengleraven en línia recta cap al final del paisatge urbà, aconseguien formar una barrera que trencava el gris dels edificis que es veien entre les seves fulles, els separaven entre si, una mena de guionets blancs que es convertien en bancs per seure al posar-se les ulleres, ja no hi veia massa be.
Admirava el passeig remodelat de nou per les obres dun gran aparcament subterrani, mentre lesperava, es meravellava per la manera en que larquitecte havia distribuït lespai, combinava grans torres illuminades de vidre i acer amb els arbres que sobrevivien al forat que tenien sota. Havia quedat al mig una important buidor artificial, la desforestació de boscos i selves lhi va passar pel cap.
Recordava haver passejat entre els plataners que ell veia com gegants des la infància, de nen les dimensions de les coses es relativitzen segons la grandària del cos. Es veia a la memòria amb els seus amics, assentats en aquells bancs de pedra ja desapareguts donant importància absoluta a les coses mes banals, mentrestant assaborien la primera cigarreta.
Buscava amb la mirada larbre on havien escrit els seus noms jugant, on desprès ell va anar corrents, per encerclar els noms dins un cor i ensenyar-lhi lendemà. Ja no hi era, segurament, el devien haver portat a una daquelles fabriques que fan llistons, o potser de paper, papers com els que portava a la ma. Seria paragògic que el arbre on ell va gravar el seu amor, fos el paper on es signaria la separació de la única cosa que els unia ara.
Somreia estúpidament, ella ja venia i com sempre arribava tard, ara posarien les coses en ordre.
No toleraría la existencia de sombras en el transcurso de aquella entrevista, era necesario que todo resultase claro para llegar a un punto comprensiblemente lógico; él no entendía demasiado de estas cosas y podía depender el éxito.
Lo tenía todo preparado, todos los papeles necesarios, la documentación y las facturas que le mencionaron, al fin y al cabo no tenía demasiada complicación, era una simple cuestión de orden.
El día empezó ignorante de lo que pasaría, se había levantado pronto últimamente no dormía demasiado bien, lo tenía todo preparado del día anterior, tranquilamente se disponía a almorzar, algo ligero, no tenía demasiado hambre, se preguntaba si podía ser los nervios de volverla a ver.
Su exceso de puntualidad volvía a hacer presencia, siempre llegaba demasiado pronto, se encontraba solo en el lugar concertado, menos mal que el día estaba radiante. Desde donde estaba, veía una hilera de árboles que en línea recta hacia el final del paisaje urbano, conseguían formar una barrera que rompía el gris en los edificios que se veían entre sus hojas, los separaban entre si, una especie de guiones blancos que se convertían en bancos para sentarse al ponerse las gafas, ya no veía demasiado bien.
Admiraba el paseo remodelado de nuevo por las obras de un gran aparcamiento subterráneo, mientras la esperaba, se maravillaba por la manera en que el arquitecto había distribuido el espacio, combinaba grandes torres iluminadas de vidrio y acero con los árboles que sobrevivían al agujero que tenían debajo.
Había quedado en medio un importante vacío artificial, la deforestación de bosques y selvas se le pasó por la cabeza.
Recordaba haber paseado entre los plátanos que él veía como gigantes desde la infancia, de niño las dimensiones de las cosas se relativizan según el tamaño del cuerpo.
Se veía en la memoria con sus amigos, sentados en aquellos bancos de piedra ya desaparecidos, dando importancia absoluta a las cosas más banales, mientras saboreaban el primero pitillo.
Buscaba con la mirada el árbol dónde habían escrito sus nombres jugando, dónde después él fue corriendo, para meter sus nombres dentro de un corazón y enseñárselo al día siguiente. Ya no estaba, seguramente, lo debían haber llevado a una de aquellas fabricas que hacen listones, o quizás de papel. Papeles como los que traía en la mano. Sería paradójico que el árbol donde él grabó su amor, fuera el papel dónde se firmaría la separación de la única cosa que los unía ahora.
Sonreía estúpidamente, ella ya venía y como siempre llegaba tarde, ahora pondrían las cosas en orden.
Ho tenia tot preparat, tots els papers necessaris, la documentació i les factures que lhi van mencionar, tot plegat no tenia massa complicació, era una simple qüestió dordre.
El dia va començar ignorant del que passaria, shavia llevat aviat últimament no dormia massa be, ja ho tenia tot preparat del dia anterior així que tranquillament es disposava a esmorzar, alguna cosa lleugera no tenia massa gana es preguntava si podien ser els nervis de tornar-la a veure.
El seu excés de puntualitat tornava a fer presencia, sempre arribava massa aviat, es trobava sol en el lloc concertat, encara sort que el dia era exultant. Des on era, veia una filera darbres que sarrengleraven en línia recta cap al final del paisatge urbà, aconseguien formar una barrera que trencava el gris dels edificis que es veien entre les seves fulles, els separaven entre si, una mena de guionets blancs que es convertien en bancs per seure al posar-se les ulleres, ja no hi veia massa be.
Admirava el passeig remodelat de nou per les obres dun gran aparcament subterrani, mentre lesperava, es meravellava per la manera en que larquitecte havia distribuït lespai, combinava grans torres illuminades de vidre i acer amb els arbres que sobrevivien al forat que tenien sota. Havia quedat al mig una important buidor artificial, la desforestació de boscos i selves lhi va passar pel cap.
Recordava haver passejat entre els plataners que ell veia com gegants des la infància, de nen les dimensions de les coses es relativitzen segons la grandària del cos. Es veia a la memòria amb els seus amics, assentats en aquells bancs de pedra ja desapareguts donant importància absoluta a les coses mes banals, mentrestant assaborien la primera cigarreta.
Buscava amb la mirada larbre on havien escrit els seus noms jugant, on desprès ell va anar corrents, per encerclar els noms dins un cor i ensenyar-lhi lendemà. Ja no hi era, segurament, el devien haver portat a una daquelles fabriques que fan llistons, o potser de paper, papers com els que portava a la ma. Seria paragògic que el arbre on ell va gravar el seu amor, fos el paper on es signaria la separació de la única cosa que els unia ara.
Somreia estúpidament, ella ja venia i com sempre arribava tard, ara posarien les coses en ordre.
No toleraría la existencia de sombras en el transcurso de aquella entrevista, era necesario que todo resultase claro para llegar a un punto comprensiblemente lógico; él no entendía demasiado de estas cosas y podía depender el éxito.
Lo tenía todo preparado, todos los papeles necesarios, la documentación y las facturas que le mencionaron, al fin y al cabo no tenía demasiada complicación, era una simple cuestión de orden.
El día empezó ignorante de lo que pasaría, se había levantado pronto últimamente no dormía demasiado bien, lo tenía todo preparado del día anterior, tranquilamente se disponía a almorzar, algo ligero, no tenía demasiado hambre, se preguntaba si podía ser los nervios de volverla a ver.
Su exceso de puntualidad volvía a hacer presencia, siempre llegaba demasiado pronto, se encontraba solo en el lugar concertado, menos mal que el día estaba radiante. Desde donde estaba, veía una hilera de árboles que en línea recta hacia el final del paisaje urbano, conseguían formar una barrera que rompía el gris en los edificios que se veían entre sus hojas, los separaban entre si, una especie de guiones blancos que se convertían en bancos para sentarse al ponerse las gafas, ya no veía demasiado bien.
Admiraba el paseo remodelado de nuevo por las obras de un gran aparcamiento subterráneo, mientras la esperaba, se maravillaba por la manera en que el arquitecto había distribuido el espacio, combinaba grandes torres iluminadas de vidrio y acero con los árboles que sobrevivían al agujero que tenían debajo.
Había quedado en medio un importante vacío artificial, la deforestación de bosques y selvas se le pasó por la cabeza.
Recordaba haber paseado entre los plátanos que él veía como gigantes desde la infancia, de niño las dimensiones de las cosas se relativizan según el tamaño del cuerpo.
Se veía en la memoria con sus amigos, sentados en aquellos bancos de piedra ya desaparecidos, dando importancia absoluta a las cosas más banales, mientras saboreaban el primero pitillo.
Buscaba con la mirada el árbol dónde habían escrito sus nombres jugando, dónde después él fue corriendo, para meter sus nombres dentro de un corazón y enseñárselo al día siguiente. Ya no estaba, seguramente, lo debían haber llevado a una de aquellas fabricas que hacen listones, o quizás de papel. Papeles como los que traía en la mano. Sería paradójico que el árbol donde él grabó su amor, fuera el papel dónde se firmaría la separación de la única cosa que los unía ahora.
Sonreía estúpidamente, ella ya venía y como siempre llegaba tarde, ahora pondrían las cosas en orden.
0 comentarios