una tarda qualsevol
A la tardor el sol entrava per les finestres de casa seva per la tarda, amb agressivitat lomplia de llum i en poc temps es tornava vermella pintant les parets de la casa.
A diari lespectacle de la posta de sol semmarcava en el requadre daquelles finestres que quadriculaven el paisatge exterior.
En silenci sescoltava la buidor, la soledat i la tristesa decoraven les habitacions, laire bufava fred al exterior la feia semblar mes gran, sobligava a escoltar musica per embriagar laspecte absurd daquella existència.
De vegades la inevitable coincidència embellia la tarda, el so que emanava la radio acaronava la caiguda solar sobre les muntanyes perfilades en blau.
A la tardor, de vegades observava la tarda amb tendresa als ulls.
En otoño el sol entraba por las ventanas de su casa por la tarde, con agresividad la llenaba de luz y en poco tiempo se volvía roja coloreando las paredes de la casa.
A diario el espectáculo de la puesta de sol se enmarcaba en el recuadro de aquellas ventanas que cuadriculaban el paisaje exterior.
En silencio se escuchaba el vacío, la soledad y la tristeza decoraban las habitaciones, el aire soplaba frío al exterior la hacía parecer mes grande, se obligaba a escuchar música para embriagar el aspecto absurdo de aquella existencia.
A veces la inevitable coincidencia embellecía la tarde, el sonido que emanaba la radio mimaba la caída solar sobre las montañas perfiladas en azul.
En otoño, a veces observaba la tarde con ternura en los ojos
A diari lespectacle de la posta de sol semmarcava en el requadre daquelles finestres que quadriculaven el paisatge exterior.
En silenci sescoltava la buidor, la soledat i la tristesa decoraven les habitacions, laire bufava fred al exterior la feia semblar mes gran, sobligava a escoltar musica per embriagar laspecte absurd daquella existència.
De vegades la inevitable coincidència embellia la tarda, el so que emanava la radio acaronava la caiguda solar sobre les muntanyes perfilades en blau.
A la tardor, de vegades observava la tarda amb tendresa als ulls.
En otoño el sol entraba por las ventanas de su casa por la tarde, con agresividad la llenaba de luz y en poco tiempo se volvía roja coloreando las paredes de la casa.
A diario el espectáculo de la puesta de sol se enmarcaba en el recuadro de aquellas ventanas que cuadriculaban el paisaje exterior.
En silencio se escuchaba el vacío, la soledad y la tristeza decoraban las habitaciones, el aire soplaba frío al exterior la hacía parecer mes grande, se obligaba a escuchar música para embriagar el aspecto absurdo de aquella existencia.
A veces la inevitable coincidencia embellecía la tarde, el sonido que emanaba la radio mimaba la caída solar sobre las montañas perfiladas en azul.
En otoño, a veces observaba la tarde con ternura en los ojos
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