Grans per jugar
La sorra era una mica aspre, certament es notava que no era dallà, els grans eren molt grossos per ser polits per laigua del mar, tot i això, es podia córrer perfectament per sobre i deixar-shi caure si feia falta.
Era una mena de blancor deslluïda la que regnava aquell mati, com si una mena de filtre solar protegís la gent sense permís. Cap al final, ja pràcticament a lhora de dinar el sol bromejava donant una mica de calor als que restaven sobre la sorra aprofitant el final dels dies festius.
Els dits poc podien sentir del plaer del joc, patien la falta de costum de caminar descalços, corria perseguint la pilota amb una mena de pala petita i rodona a la mà, els cops que donava no sempre sortien com volia, desviant el joc cap el cansament. De tant en tant saturaven per agafar alè i respirar, córrer per larena esdevenia un esport inusual que esgotava les cendres de la seva joventut.
La arena era algo áspera, ciertamente se notaba que no era propia de allí, sus granos eran muy gordos para estar pulidos por el agua del mar, aún así, se podía correr perfectamente sobre ella y dejarse caer si hacía falta.
Era una especie de candor deslucida la que reinaba aquella mañana, como si una especie de filtro solar protegiera la gente sin permiso. Hacia el final, ya prácticamente la hora de comer el sol bromeaba dando algo de calor a los que restaban sobre la arena aprovechando el final de los días festivos.
Los dedos poco podían sentir del placer del juego, padecían la falta de costumbre de andar descalzos, corría persiguiendo la pelota con una clase de pala pequeña y redonda a la mano, los golpes que daba no siempre salían cómo quería, desviando el juego hacia el cansancio. De vez en cuando se paraban para coger aliento y respirar, correr por la arena acontecía un deporte inusual que agotaba las cenizas de su juventud.
Era una mena de blancor deslluïda la que regnava aquell mati, com si una mena de filtre solar protegís la gent sense permís. Cap al final, ja pràcticament a lhora de dinar el sol bromejava donant una mica de calor als que restaven sobre la sorra aprofitant el final dels dies festius.
Els dits poc podien sentir del plaer del joc, patien la falta de costum de caminar descalços, corria perseguint la pilota amb una mena de pala petita i rodona a la mà, els cops que donava no sempre sortien com volia, desviant el joc cap el cansament. De tant en tant saturaven per agafar alè i respirar, córrer per larena esdevenia un esport inusual que esgotava les cendres de la seva joventut.
La arena era algo áspera, ciertamente se notaba que no era propia de allí, sus granos eran muy gordos para estar pulidos por el agua del mar, aún así, se podía correr perfectamente sobre ella y dejarse caer si hacía falta.
Era una especie de candor deslucida la que reinaba aquella mañana, como si una especie de filtro solar protegiera la gente sin permiso. Hacia el final, ya prácticamente la hora de comer el sol bromeaba dando algo de calor a los que restaban sobre la arena aprovechando el final de los días festivos.
Los dedos poco podían sentir del placer del juego, padecían la falta de costumbre de andar descalzos, corría persiguiendo la pelota con una clase de pala pequeña y redonda a la mano, los golpes que daba no siempre salían cómo quería, desviando el juego hacia el cansancio. De vez en cuando se paraban para coger aliento y respirar, correr por la arena acontecía un deporte inusual que agotaba las cenizas de su juventud.
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